Hace unas horas terminó el Torneo Interescolar Preparatorio organizado por el Club Atlético Santiago y con alegría felicito a los atletas y a sus entrenadores porque salimos campeones.
Justo hoy es el Domingo del Buen Pastor en que rezamos por vocaciones y reflexionamos sobre la persona de Jesús como Buen Pastor. Durante la misa de mediodía ya les compartía a los asistentes que el título de pastor de daba en el Antiguo Testamento a los reyes, a los líderes políticos, y sólo después de Cristo la imagen del pastor pasó al ámbito religioso. Pero esta imagen tan bonita se debe ampliar pues no sólo a los sacerdotes son pastores, sino toda persona que ejerce autoridad, y lo que Jesús dice del buen pastor, que da la vida por sus ovejas, que las cuida y las conoce por su nombre, se aplica también a los padres, profesores, etc.
Como estamos en un colegio y acabamos de ganar este campeonato deportivo quería detenerme en la figura del entrenador. Su rol es tan importante, que ahora existe “un área del saber” (capacitación o desarrollo de ejecutivos) que se llama “coaching”, expresión que viene del inglés, que originalmente era justamente la misión del entrenador (coach) de guiar a los deportistas para que éstos logren un mayor rendimiento.
Tal como el buen pastor es el que guía a sus ovejas, pero ellas son las que deben caminar, comer, beber agua, así también el entrenador es sólo el guía, y es el deportista quien debe hacer los ejercicios que se le indican para poder lograr mejores resultados en las disciplinas que practica. Jesús nos dice que el buen pastor conoce a sus ovejas, que llama a cada una por su nombre. El entrenador no puede trabajar con grandes masas de personas, sino con grupos más pequeños en los que conoce a cada deportista “por su nombre”, sabe que a uno debe exigirle un tipo de entrenamiento y a otro un modo diferente de ejercitarse porque cada uno es diferente.
Espero que este triunfo fomente aún más la práctica de deportes en el colegio. Todos necesitamos el ejercicio físico. En la antigüedad, en que la gente trabajaba en el campo, en que se movía a pie, no era tan necesario el deporte, pero en esta era del conocimiento, donde lo que hace la mayoría no es trabajo físico, sino intelectual, tendemos a ser muy sedentarios, a movernos muy poco. Para evitar el estrés la mejor terapia es el ejercicio físico. Todos debemos hacer el esfuerzo de darnos tiempo para el deporte. No debiera ser excusa el exceso de trabajo o de estudio: trabajaremos mejor y estudiaremos con más entusiasmo si nos damos tiempo para el deporte.
Nuevamente, felicitaciones a nuestros atletas, y a los que practican otros deportes, y a sus entrenadores. Dios los bendiga.
Sergio A. Edwards V., svd
Rector