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Pedro Larraín Lyon:

Es uno de los exalumnos más queridos por su calidad humana y también muy recordado por su talento para tocar el piano. Actualmente reside en Canadá, país donde se dedica al estudio de la dirección de orquesta. Larraín Lyon encara en este momento una agenda intensa de ensayos y preparación que, además, le ha obligado a tomar la batuta para poner orden en su propia vida y definir su cercanía con la música, que ya no es a través del piano, debido a una lesión en su brazo derecho.

En enero formó una orquesta de cámara para dirigir el concierto Grosso de Hândel, mostrándose como un artista que tiene grandes planes de futuro y que disfruta enfrentándose a los desafíos.

El panorama actual, le ha permitido desarrollarse en distintos campos de acción. En la práctica, nunca detuvo el ejercicio musical, ni tampoco la enseñanza de esta disciplina durante el confinamiento. Es más, junto a su hermano diseñador, se adaptó a las restricciones de la pandemia y generó un emprendimiento online, el cual permite que jóvenes y niños accedan a clases particulares con connotados músicos de distintas escuelas. El objetivo es masificar el acceso a la música docta.

¿Qué año egresaste?

Soy de la generación de 2018.

¿Dónde resides actualmente?

En Montreal, Quebec.

¿Cómo va la situación de la pandemia en ese país?

 Ha estado controlado y eso que las clases pasaron a ser presenciales de nuevo.

¿Cómo nace tu interés por la música?

Surge de una afortunada casualidad. Mis papás quisieron aprovechar un piano heredado y nos pusieron en clases de este instrumento con un estudiante de la Universidad Católica, el estudiante resultó ser Paolo Bortolameolli (actual director asociado de la Filarmónica de Los Angeles, EE. UU). No sé cuánto interés mostré al principio. Seguramente, el que tiene un niño de cuatro años por un juego. Naturalmente el interés fue creciendo y yo diría que a los 15 años tocar el piano se transformó en algo mucho más que una afición.

¿En el colegio elegiste algún taller extraprogramático en especial para adquirir nuevas habilidades?

En el colegio pasé por muchos. Me encantaban. Talleres de artes plásticas, de tenis, atletismo, fútbol, ping pong, música y seguramente varios más que se me van.

 ¿Cuáles son tus mejores recuerdos del Colegio?

La buena onda de los pasillos y recreos. En el Colegio era solitario, pero tenía buenas relaciones con mis compañeros y me desenvolvía relativamente bien con los distintos grupos. Yo era de saludar a cada persona que pasaba al lado mío, en los pasillos. Alumnos y profesores. Me sentía querido.

Al salir de 4° Medio, ¿Cómo fue tu ruta para seguir desarrollándote en la música?

Salí de 4° Medio en mayo de 2018 para concentrarme en las postulaciones a los conservatorios en Norteamérica. Fue un gran desafío. Tenía una lesión en el brazo derecho y debía dar lo mejor de mí. Junto a mis padres hice una gira audicionando a universidades en EEUU y Canadá . Fue un viaje extraordinario, pero me dolía el brazo. Incluso tuve que empezar a tocar el piano sin mover el pulgar.

Ingresé al Royal Conservatory de Toronto. Pasó un semestre, y seguí tocando hasta que la lesión se volvió insoportable. Esa fue mi pequeña película de terror. Estaba en un lugar soñado con todo metido dentro de la licuadora: la obsesión con mi lesión, la pasión por la música, los fantasmas e incluso el encubrimiento de mi orientación sexual. Alcancé a estar un año académico en el conservatorio, pero al no poder seguir tocando piano, tuve que dejarlo.

Cuando volví a Chile, justo había comenzado la pandemia. Mi familia me recibió con los brazos abiertos y tras no poco drama, decidí que lo mejor para mí era reformular mi carrera.

A partir de ese momento, utilicé el estudio para poder salir adelante. Estudié distintas materias musicales hasta que me encontré con la dirección de orquesta. Esa era la mejor opción para poder seguir haciendo lo que más me gustaba, ser intérprete.

Comencé a estudiar dirección. Me metí a uno que otro curso online. Un director de orquesta de la Universidad de Toronto aceptó hacerme clases sin cobrar. Uri Mayer se llama, un modelo de persona. Y al final del año, comencé a investigar posibilidades de universidades.

Cuando descubrí el programa de McGill, les escribí interesado y de una semana para otra volví a ser un universitario. Hoy estoy en segundo año cursando ramos teóricos y buscando ser director de orquesta.

¿Has recibido comentarios de la gente por esta especialización? Porque antes todos estaban seguros de que solo te dedicarías al piano

No mucho. Tampoco recibo muchos comentarios con respecto a haber dejado el piano, por suerte.

Enseñar música por internet

En el Diario Financiero hay un artículo acerca de un sitio de clases virtuales que levantaron con tu hermano, ¿nos puedes explicar un poco de ese proyecto y cuál ha sido su evolución?

¡Claro! e-Conservatory es una plataforma que ofrece clases de música con excelentes estudiantes de conservatorios. Descentraliza las clases de alta calidad. Surge porque durante la pandemia comencé a hacer clases de piano online y me di cuenta que se podía exprimir el concepto. Así que fui corriendo a la habitación de mi hermano y le propuse la idea. Él tiene talento para el diseño, como pueden ver en el resultado de nuestra página web (e-conservatory.org), y se presentó la bonita oportunidad de emprender juntos. Los invito a revisar la página, ahí explicamos con más detalle lo que hacemos. 

¿Cómo es el trabajo para dirigir orquestas? ¿Cómo entraste en ese mundo?

Estoy recién entrando. Audito las clases del Máster en Dirección de la universidad, voy a ensayos de las distintas orquestas de la ciudad, le pido clases a profesores y armo mis propios proyectos. Por ejemplo, en enero, arme una orquesta y dirigí el primer Concierto Grosso de Hândel con una orquesta de cámara. Como director tengo que preocuparme de toda la logística. Mientras que los músicos que aceptan solo se presentan para ensayar. Lo hacen por pura generosidad. Saben el esfuerzo que requiere ser músico, y músico ayuda a músico.

¿Qué conciertos has dado el último tiempo y cuál has disfrutado más? ¿Has podido dirigir en público?

 No he podido dar conciertos.

¿Qué artistas hoy por hoy admiras? ¿En quién te inspiras?

Les puedo compartir mis ídolos musicales.  Me inspiro en el Bach de Schiff, en el Mozart de Gulda, en el Beethoven de O’Conor, en el Liszt y Schumann de Arrau, en el Chopin de Horowitz, en el Prokofiev de Bronfman, en el Debussy de Michelangeli y en el Ravel de Argerich. Para que los escuchen.

¿Cómo te proyectas a futuro: seguir el camino que ya te has trazado o innovar en la materia?

Una innovación posible es trazar una carrera como músico independiente. Un director independizado de las orquestas tradicionales que crea sus propios proyectos. Y esto no nace de una inquietud creativa, surge porque no me gusta la mentalidad elitista de la industria clásica. El éxito profesional no depende de si uno es invitado a tocar en una gran orquesta o no. Quizás no es muy práctico, pero me interesa el concepto. Al mismo tiempo, me atraería mucho dirigir a los mejores músicos, dirigir en los mejores teatros, viajar por el mundo, conocer gente, ser famoso, en fin, me encanta el escenario. Pero si no resulta, no es un fracaso.

¿Cuál es tu meta más ambiciosa?

Lograr lo anterior y no destrozar a medio mundo en el intento. En el corto plazo, una meta híper ambiciosa que tengo es dirigir una sinfonía importante en Montreal para mi último año en la universidad. Sería fantástico. Hoy en día estoy dirigiendo cosas más pequeñas porque sé que debo ir de a poco.

¿Qué le recomendarías a los estudiantes que quieran hacer una carrera musical y que a veces lo ven como un camino complejo?

Que tienen razón, requiere sacrificar algunas cosas que son preciadas para uno, pero dedicarse toda la vida a una profesión que a uno le apasiona es mucho más importante. Encuentro yo. Todos los días, absolutamente todos los días, cuando me pongo los audífonos no puedo evitar esbozar una sonrisa. Una sonrisa tenue, pero de profunda felicidad.

Pedro en un concierto que dio el 25 de abril de 2015 con motivo del Día del Libro

Pedro en un concierto que dio el 25 de abril de 2015 con motivo del Día del Libro

Concierto de la filarmónica de Los Ángeles.  De izquierda a derecha: Pedro Larraín, Camille Thomas (solista invitada), Paolo Bortolameolli (el director), Miguel Farías (el compositor). Enluis Montes (director asistente)

Concierto de la filarmónica de Los Ángeles. De izquierda a derecha: Pedro Larraín, Camille Thomas (solista invitada), Paolo Bortolameolli (el director), Miguel Farías (el compositor). Enluis Montes (director asistente)

Con sus compañeros de 4° Medio y su profesora jefe, Rosario Infante

Con sus compañeros de 4° Medio y su profesora jefe, Rosario Infante