25
abril 2022

Querida comunidad:

Esta semana termina el mes de abril, segundo mes de clases del año escolar. Escribo estas líneas en la mañana del domingo 24 de abril, segundo domingo del Tiempo Pascual.

Anoche fue la Fiesta 2022 “La Postergada”, para los apoderados del colegio, organizada por el centro de padres, con el fin de recaudar fondos para otorgar becas. No se había logrado hacer esta fiesta desde 2019 debido a la pandemia, por lo que las tres generaciones más nuevas de apoderados no habían participado. Aunque me cuesta acostarme tarde, estuve presente el sábado hasta casi medianoche, y me dio gusto ver el buen espíritu que se respiraba. Lo más importante es que era una instancia fuerte de crear comunidad o, mejor dicho, de fortalecer nuestra comunidad. 

Nuestro colegio, como toda institución, tiene cosas muy buenas y otras que debemos mejorar.  Lo que la gran mayoría de la gente reconoce es que somos una comunidad y con mucha vida. La fiesta de anoche es un signo de la vitalidad de nuestra comunidad. Les voy a repetir esta idea que ya he mencionado varias veces porque es muy importante: somos una comunidad.

Esta característica está en la base de las líneas educativas de los colegios de nuestra congregación en Chile, donde se señala que la vida en comunidad, “impregna el ambiente y las relaciones interpersonales de nuestros Colegios, que están llamados a trascender la mera institucionalidad para caminar hacia la ‘Comunidad Educativa', término que expresa la identidad de un colegio de Iglesia”.

Esta identidad en el CVD, también es fruto del trabajo de todos los miembros de nuestra comunidad, en especial trabajadores y apoderados, que durante años han trabajado por recalcar que los más importante es ser comunidad que aprende unida, reza unida, celebra unida y se mantiene unida.
 
Después de casi 20 años de trabajar en Taiwán, viví en Macao, donde trabajé en la única universidad católica de la ciudad. Yo hice clases, en inglés, de tres ramos en la actualmente llamada “University of Saint Joseph”: History of the Church in Asia; Life and Science; Building Communities. Este último curso me tocó dictarlo cuando en EEUU el presidente era Barak Obama, quien – después de titularse de abogado en la famosa Universidad de Harvard – en lugar de entrar a trabajar en algún prestigioso estudio de abogados, prefirió trabajar como “community organizer”. Era notable que el hombre más poderoso del mundo en ese momento había trabajado en “crear y fortalecer comunidades”. 

Uno de los puntos fuertes de la universidad en que trabajé, que en ese tiempo se llamaba “Instituto Inter Universitario de Macao” (IIUM), era la educación. Conocí bien a un gran profesor inglés que trabajaba en el Ministerio de Educación británico, quien iba regularmente a Macao a dar formación a profesores de esa ciudad. Antes de volver a Chile, sabiendo que yo venía a trabajar en colegios, tuve una larga conversación con él. Lo que más recuerdo es que me insistió que “schools are learning communities”, “los colegios son comunidades de aprendizaje”. Nuestra misión es que todos los alumnos aprendan, pero no aisladamente sino formando una comunidad educativa: alumnos, funcionarios, apoderados, exalumnos.   

El evangelio de hoy está marcado por la figura del apóstol Tomás, que dijo “ver para creer”, cuando sus compañeros le dijeron que habían visto al Señor Resucitado, cuando ellos estaban reunidos, pero Tomás no quiso participar. Al domingo siguiente sí estuvo presente, y pudo ver a Jesús vivo. En general interpretamos la falta de fe del apóstol Tomás como una dificultad para creer que Jesús había resucitado, pero también a él le faltaba fe en la importancia de la comunidad. Tomás había seguido a Jesús. Cuando el maestro murió, no creyó importante seguir siendo miembro de la comunidad y por eso se ausentó del encuentro comunitario. Aunque Tomás insistía en no creerle a los demás en que habían visto a Jesús, al menos creyó en que los demás apóstoles habían tenido una experiencia importante y por eso estuvo presente en el encuentro de la comunidad en ese segundo domingo después de Pascua. Cuando creyó en la importancia de la comunidad, pudo experimentar la presencia de Jesucristo resucitado. Por eso en el Credo decimos que creemos en la Iglesia Católica. A pesar de ser un grupo de personas pecadoras, cuando estamos reunidos, Cristo está en medio de nosotros.  El Colegio también es una comunidad que necesita del aporte de todos para que nuestros alumnos aprendan.
 
Termino felicitando al centro de padres por la organización de esta fiesta, a las más de 700 personas que participaron, que además fueron muy generosos en participar en los concursos, donaciones, remates y a quienes no pudieron ir, pero compraron bonos de adhesión. También agradezco y felicito a todos quienes trabajan en el colegio - profesores, administrativos, auxiliares – y a todos los alumnos por su aporte para hacer de nuestro colegio una verdadera comunidad, en que todos – no sólo los alumnos - estamos siempre aprendiendo. 

Unidos en Cristo Resucitado,

Sergio Edwards SVD