29
noviembre 2021

Estimada comunidad:

Escribo estas líneas el 28 de noviembre, primer domingo de Adviento, el tiempo de preparación a Navidad. Esta es la última semana completa de clases, porque la siguiente tenemos clases los dos días previos al feriado del 8 de diciembre.

Durante el Adviento recordamos la venida del Hijo de Dios al mundo, y también nos preparamos para su segunda venida, en gloria y majestad, al final de los tiempos. Pero Cristo siempre está viniendo: por medio de los sacramentos, especialmente la Eucaristía, la que hemos vivido con mucha emoción en estos días, en que los alumnos de IV Básico han estado recibiendo su Primera Comunión, siendo hoy el último de esos cursos que lo hace. También Cristo viene a nuestra vida por medio de las personas que lo representan, en primer lugar, los necesitados (recordemos Mateo 25: “tuve hambre y me diste de comer”) y también las personas que pronuncian una voz profética, que no siempre son católicos, porque Dios es más grande que la Iglesia y a veces nos habla por personas que no creen en Cristo.

Estamos también en plena campaña presidencial, a sólo tres semanas de la segunda vuelta. Dicen que las redes sociales están llenas de mensajes y consignas sobre ambos candidatos, que representan opciones muy diferentes una de la otra. No caigamos en la tentación de endiosar a uno y demonizar a otro. Cada uno tiene parte de verdad. No tengamos miedo de quienes amenazan con la violencia. Lo importante es que hagamos un discernimiento serio- el cual no se debe basar sólo en la lectura de consignas breves y altisonantes transmitidas por las redes sociales, o escritas en las paredes, sino en sus programas de gobierno, en las personas que formarán sus equipos, en su historia de vida, en sus valores - para llegar al convencimiento de cuál es el candidato que más los identifica. Aunque votan más de siete millones de personas, nuestro deber es votar como si todo dependiera de nuestro voto. Esa es nuestra responsabilidad como habitantes de Chile y personas que siguen a Cristo y que salen a su encuentro cuando Él viene a nosotros, uno de los temas del Adviento.

Tal como el país está polarizado, en parte, porque la gente se nutre de meras consignas y no de ideas desarrolladas, en nuestra comunidad algunos caen en conductas similares cuando ocurren eventos tristes o desafortunados. Se emiten, a veces en grupos de WhatsApp, juicios lapidarios e incluso informaciones incorrectas o incompletas, sobre situaciones de las que aún no se saben más que un par de datos. Quizás algunos somos un poco lentos para reaccionar o comunicar, pero no lo hacemos por ocultar información, sino para tener tiempo de aclarar lo sucedido. Les pido que entre todos nos controlemos mutuamente en lo que comunicamos en nuestras redes y en cómo lo hacemos, porque la información se transmite actualmente muy rápido, muchas veces sin verificar la veracidad de los hechos, y a veces sin pensar que detrás hay niños, jóvenes y sus familias, y que el trato de la información debe ser siempre resguardando la integridad humana, cuidándonos unos a otros como comunidad.

Dios envió a su Hijo al mundo hace poco más de dos mil años, cuando “el Verbo se hizo carne”, misterio fundamental que recordamos durante el Adviento. Eso al principio lo supo sólo un par de personas. Hubo que esperar 30 años para que se diera a conocer al mundo. Y lo hizo con mucha humildad, llamando a no divulgar la noticia después de hacer cada milagro, según narra San Marcos (el primero en poner por escrito un evangelio, según los estudios de las últimas décadas). Cuando Pedro se da cuenta de que su Maestro es nada menos que el Mesías, es decir el Cristo, en Ungido de Dios, Jesús les pide que no lo digan a nadie. Esa cautela se debe a que antes de la muerte y resurrección de Jesús, la gente no estaba preparada para entender la verdad sobre Cristo. Incluso después de la resurrección, quienes vieron a Jesús resucitado no fueron muchos. Las cosas importantes se deben comunicar con mucha cautela. A todos nos cuesta tener la necesaria prudencia. Debemos corregirnos mutuamente para crecer en esta virtud.

Dios bendiga a toda la humanidad, en especial a Chile y a nuestra comunidad del CVD.

Unidos en el Verbo Divino,

Sergio Edwards SVD

Lunes 29 de noviembre de 2021