02
agosto 2021

Estimados miembros de nuestra comunidad educativa:

Esta es la segunda semana del segundo semestre. Ya estamos con aforo completo en el Colegio: todos los alumnos que quieran, pueden venir. Aunque debemos seguir cuidándonos, y la salud sigue siendo nuestra prioridad. Pero estamos en un momento de esperanza en la situación sanitaria, porque – a pesar de que el número de fallecidos sigue alto – el número de contagios en una semana ha bajado de 10.000 por primera vez en 15 meses. Esperamos que esta paz pandémica dure largo tiempo. Esto nos permite volver la atención a lo fundamental en un colegio: que los alumnos aprendan.

Hace unos años leí una entrevista a una doctora, quien contaba que cuando ella era estudiante su padre al volver de clases siempre le preguntaba: ¿qué aprendiste hoy? Invito a los adultos de nuestra comunidad: profesores, profesionales de apoyo y apoderados – a hacer esa pregunta. Muchos alumnos puede que respondan: nada. Pero todos sabemos que eso no es así. Cada día todos aprendemos algo, pero no nos damos el tiempo para reflexionar sobre ello, para procesar ese aprendizaje. Si el papá y la mamá le preguntan a su hijo qué aprendieron ese día, eso ayudará al hijo a reflexionar sobre su experiencia de aprendizaje de ese día, y además hará que los padres estén más cerca del proceso de aprendizaje de sus hijos y llevará a que los niños y jóvenes se entusiasmen en seguir aprendiendo.

Escribo estas líneas el domingo 1° de agosto. Si alguien me pregunta ¿qué aprendí hoy? Esta mañana, mientras tomaba desayuno, oí el programa radial “Cuenta la Historia”. Aprendí que hoy se cumplían 101 años del comienzo del movimiento de resistencia no violenta al Imperio Británico en la India, que terminó con la independencia de ese gran país más de 25 años después. En estos días de tanta violencia en Chile - no sólo en la Araucanía, sino también en Santiago, e incluso contra los candidatos a la presidencia - es bueno recordar que el mejor camino para los cambios es sin la violencia. Es el camino de Jesús, que finalmente ha sido llevado al plano político en los últimos cien años: primero por Gandhi en la India, después por Martin Luther King en EEUU, más tarde por Nelson Mandela en Sudáfrica. Nos lo recuerda el papa Francisco en su última encíclica “Fratelli Tutti”: las guerras nunca son una solución porque crean más problemas que los que pretenden solucionar, pues dejan heridas que tardan mucho en sanar. Los conflictos se solucionan con el diálogo, no con violencia. Y si se llega a dar la violencia, es mejor recibirla uno que causar daño a otros. Es muy difícil, va contra la parte animal de nuestra naturaleza humana, pero también somos imagen de Dios. Quienes han logrado aprender que la violencia no es la solución han cambiado el mundo.

Unidos en Jesús, el Verbo Divino encarnado, quien enseñó a poner la otra mejilla, y no se resistió a las injurias, la flagelación y dejarse dar muerte en la forma más cruel y humillante de ese tiempo: la cruz.

 Sergio A. Edwards V. svd

Lunes 2 de agosto de 2021.