30
agosto 2021

Estimados miembros de nuestra comunidad educativa:

Estamos terminando agosto, mes en que tuvimos un episodio protagonizado por algunos alumnos de 4° Medio, cuyas consecuencias nos han mantenido sumamente ocupados: este sábado en la mañana vinieron a trabajar al Colegio más de 40. Con satisfacción les informo que la Jefa de Aseo quedó gratamente impresionada por la caballerosidad y el buen trabajo de estos alumnos de 4° Medio.

El episodio del 3 de agosto, que fue tan mediático, no nos debiera hacer pensar que ha sido lo único sucedido en nuestra comunidad escolar durante agosto. Lo fundamental es que estamos terminando este mes completo con presencialidad total- hoy se cumplen cinco semanas desde que comenzó el segundo semestre - algo que se veía muy difícil hace un par de meses. No todos han venido a clases, porque hay familias que han optado por la modalidad telemática y porque, ante casos sospechosos, algunos alumnos - a veces algunos cursos completos - han debido irse a su casa para seguir sus clases online.

La vuelta al Colegio con todos los alumnos que pudieran venir no ha sido causa de contagios, como temíamos, sino más que nada de las tensiones propias de tener tantos alumnos juntos, tras casi un año y medio de encierro total o parcial. Los episodios de desorden han parecido una liberación de tensiones después de tanto encierro, y son una alerta que nos debe ayudar a enfocarnos una vez más en la disciplina, que siempre ha sido un rasgo de nuestro establecimiento. Los colegios de nuestra congregación fueron fundados por misioneros alemanes, cuya cultura está marcada por el orden y la disciplina, por el trabajo bien hecho, por la honestidad, el esfuerzo y el cumplimiento de las normas. Nos habíamos enfocado tanto en evitar los contagios que no tuvimos el tiempo de hacer cumplir las normas de presentación personal, que – siendo algo externo – ayudan a dar el necesario ambiente para el respeto a los mayores y a los pares que se requiere en el proceso de aprendizaje.   

Como les anunciaba la semana pasada, tuvimos dos encuentros importantes, uno para los funcionarios, otros para los apoderados.

Vino al Colegio la profesora Rosita Puga (elegida como una de las educadoras líderes de Chile) quien ha liderado el equipo que hizo salir de su precariedad a la escuela con peores resultados en el SIMCE 15 años atrás y que ahora tiene resultados similares a los colegios de nivel socioeconómico alto, sin inyectar más recursos que los que el Gobierno da a todas las escuelas similares. El trabajo se dificultó aún más durante la pandemia, pero lograron mantener el proceso educativo a distancia, a pesar de que muchas familias no tienen computador ni internet: visitando los profesores a sus alumnos en los furgones de transporte escolar, enviando tareas por Whastapp, haciendo clases desde la radio local, etc. Su ejemplo de liderazgo, gestión, trabajo en equipo y de creación de un modelo educativo adaptado para ese contexto rural mapuche es una inspiración para todos los educadores.

Para los papás y mamás de nuestros alumnos tuvimos el jueves en la tarde desde la iglesia del Colegio un encuentro online con el rector de la Universidad Católica de Chile, Doctor Ignacio Sánchez, apoderado del CVD, para reflexionar sobre el rol de la familia en la transmisión de la fe y los valores a las generaciones posteriores. Después, los apoderados de cada curso se reunieron virtualmente para reflexionar sobre lo que nos compartió el rector Sánchez. Conversando con apoderados les quedó la reflexión sobre qué tipo de persona, de cristiano y de ciudadano tenemos que formar para servir a Chile. A otro le quedó la reflexión de que los adultos tenemos que darnos cuenta de que varios valores que para nosotros son obvios, para las nuevas generaciones no lo son e incluso lo contrario. Es importante conversar esto al interior de las familias. Para lograr comunicarse es necesario involucrarse en el mundo de nuestros niños y jóvenes, en lo que hacen, en lo que les gusta. Pero los adultos deben poner límites y hacerlos cumplir, mostrar con el ejemplo, con ambos papás de acuerdo, enseñar a valorar y dar las gracias por lo que somos y lo que se nos ha dado, enseñar la sencillez y la humildad, y rechazando siempre la violencia. Esto es siempre importante, pero más aún ahora, al ir saliendo de la pandemia, que ha afectado a los adultos, pero más aún a los jóvenes.

Agradecemos a la profesora Rosita Puga y al doctor Ignacio Sánchez por haber venido a compartir sus experiencias con nosotros, porque necesitamos seguir aprendiendo unos de otros mediante el diálogo sobre lo que hemos estamos viviendo en nuestra comunidad escolar.

Unidos en el Verbo Divino,

Sergio A. Edwards V. svd

Lunes 30 de agosto de 2021.