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Nicolás Fuenzalida Plaza:

“El desafío es mantenerse vivos y seguir creciendo a pesar de las dificultades del mercado”

El cofundador de Políglota, empresa latinoamericana que fomenta el aprendizaje colectivo de idiomas, explica la fórmula que le permitió crear un emprendimiento exitoso, junto a sus socios.

“Que la gente pudiese aprender inglés en pequeños grupos y sociabilizar al mismo tiempo”. En 2016, la propuesta de este exalumno de la Generación 2002 y sus socios parecía un tanto utópica, pero hoy se ha consolidado gracias a la constancia y adaptación al cambio que han demostrado estos empresarios. Ese año Nicolás, junto a Carlos Aravena y José Manuel Sánchez, fundó Políglota, un negocio cuyo propósito era enseñar el idioma en diferentes cafeterías de Chile, Perú y México. Sin embargo, en 2020, cuando la pandemia amenazó con derribar el modelo, se reinventaron migrando a la modalidad online, sin perder de vista el elemento social del aprendizaje, que permite a los alumnos estudiar y sociabilizar, mientras están conectados.

El hecho de operar a través de una plataforma hizo que crecieran. En la actualidad, cuentan con un equipo de 180 personas, 400 profesores y una cifra de alumnos que supera los 28 mil, en más de 15 países.

Tienen previsto seguir aumentando su participación en Latinoamérica y Estados Unidos. El siguiente paso es conquistar los mercados de Brasil y Europa. Para el 2025, planean tener un millón de alumnos y ojalá debutar en Asia.

Nicolás reconoce que la base de todo proyecto es el conocimiento y que este último se adquiere a través del trabajo y la formación académica en instituciones de educación superior. Él estudió Filosofía en la Universidad Alberto Hurtado (UAH), es Magíster en Psicología Organizacional de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) y tiene un diplomado en Innovation & Leadership del Massachusetts Institute of Technology. (MIT).

Pero admite con satisfacción que en el Colegio aprendió a ser disciplinado y tenaz. El gran entrenador de atletismo del CVD, Alberto Labra, le enseñó que lo más importante para tener éxito es tener una meta clara, trazarse un camino para lograrla y ser perseverante en ello.

Con esa claridad y determinación se convirtió en un buen atleta pese a que, en un principio, no tenía las condiciones necesarias. Y con la misma fuerza se adentró, desde muy joven, en el mundo de los negocios, desarrollando varias iniciativas porque a su juicio, “un emprendedor jamás se queda quieto”.

Misionero al servicio

¿Cómo descubrió su vocación por los negocios?

Emprendiendo, desde pequeño, en el colegio y luego familiarizándome con el mundo de las startups, donde puedes irrumpir en la industria, con la ayuda de la tecnología.

¿Cuál fue su primer emprendimiento?

Mientras estaba en el colegio, junto a Rodrigo González y Santiago Prado, generamos una empresa que musicalizaba las fiestas. Era el tiempo en que Internet recién se estaba masificando. Además, nos conseguimos una cámara digital y sacábamos fotos de los participantes. Luego las publicábamos en un sitio web donde la gente podía verse, etiquetarse y comentar. La página recibía tantas visitas que, después de cada fiesta, se caía por mucho tráfico. Sin saberlo, armamos una pequeña red social de fotos, casi una década antes de que Facebook se hiciera popular.

Con Rodrigo también instalamos “La Proa”, un pub-restaurant. Igualmente, fui director de la Fundación “África Dream”, durante sus primeros años de existencia y con mis socios actuales, armamos una comunidad de participación ciudadana, que se llamaba Cambia Chile.

En la misma línea, ¿pensó que alguna vez sería cofundador de una empresa como Políglota?

La verdad es que no. Yo quería ser arquitecto e ingresé a esa carrera en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Era el sueño de toda mi vida. Pero a poco andar, me di cuenta de que mi trayectoria tendría otro giro.

¿De qué asignaturas disfrutaba más en el Colegio?

Me encantaba Historia del Arte, Filosofía, Física y Álgebra con sus modelos analíticos.

¿Recuerda a algún profesor que haya marcado su trayectoria como para convertirse en el empresario que es actualmente?

Alberto Labra de Atletismo, porque me enseñó la disciplina para entrenar y superarme.
Manuel López de Matemática, por inculcarme profundos valores que me permitieron avanzar. Y Jorge Rojas de Historia, por mostrarme la importancia de tener memoria, con una historia viva y encarnada.

¿Qué recuerdos tiene de su ingreso y estadía en el Colegio del Verbo Divino?

Tengo muchos. Además del Atletismo, las misiones fueron muy significativas para mí. En vacaciones, con la mochila al hombro, nos dedicamos a ayudar a personas que más lo necesitaban. No importaba si no leías la Biblia todo el día. Ser misionero es mucho más que eso.

En el ambiente externo, como exalumno, ves que gente del Colegio se destaca en algún ámbito, y está a la cabeza de empresas, fundaciones, equipos, etc. Enarbolar la bandera de la ética, del compañerismo, de los valores cristianos, que representan a los alumnos del CVD, es ser un misionero. Las misiones me enseñaron que uno siempre está dando un ejemplo, sembrando una semilla, difundiendo un mensaje.

De la misma forma, atesoro los recuerdos del Grupo Scout del Colegio. Durante muchos años participé como Pehuenche, Rutero y Jefe Scout. Ser parte de él, me enseñó a ser valiente, a estar siempre disponible para ayudar a los demás, a ser autosuficiente, a cuidar la naturaleza y a generar un impacto positivo en el mundo, sin esperar una recompensa.

Innovación en el inglés

¿A qué se debe el éxito de Políglota, una startup que se define como una empresa de reciente creación, con alto potencial innovador y tecnológico, donde su modelo es escalable y su crecimiento puede ser exponencial?

Si es que hemos tenido éxito, se debe a que manejamos una visión clara del negocio, contamos con un gran equipo de trabajo y tenemos una permanente capacidad para adaptarnos y cambiar, de acuerdo a las circunstancias.

¿Cuál fue el impacto de las cuarentenas en la empresa y qué cambios efectuaron en la manera de gestionar el aprendizaje de los idiomas?

La pandemia transformó varias cosas: Nos convertimos en una empresa completamente digital, dedicada al trabajo remoto y logramos una mejor escalabilidad, que nos permitió crecer y conquistar nuevos mercados.

 ¿Qué elementos se necesitan para mantenerse en el mercado de las startups?

Entre los más importantes destaca la capacidad de adaptación, contar con buenos colaboradores y socios, y obsesionarse con solucionar un problema o una necesidad, más que apuntar a una idea.

¿Cuál ha sido uno de los desafíos más importantes para crear esta empresa?

Mantenerse vivos y seguir creciendo a pesar de las dificultades del mercado.

¿De qué otra área de negocio disfruta?

Me gusta asesorar e invertir. También me apasiona ayudar a otros emprendedores a crecer, para que desarrollen una idea y sepan adaptarse a un mercado que siempre está cambiando.

¿Cuáles son algunos de los elementos necesarios para lograr una educación online de calidad, en este caso para enseñar inglés?

Cuando nos referimos a un modelo online, yo diría que hay tres factores importantes: fondo, forma y continuidad. En cuanto al fondo, se trata de generar un modelo de aprendizaje de inglés potente, con actividades bien diseñadas, que fomenten el desarrollo de las habilidades de los estudiantes.

En la forma, la idea es que este programa sea genial, que la gente disfrute el proceso de adquisición de una lengua y que no sienta vergüenza, ni miedo si comete errores de lectura, escritura, comprensión, y habla. Además, debe ser una dinámica de instrucción basada en herramientas tecnológicas de calidad.

Y en la continuidad, el propósito es que permita a las personas perseverar en su objetivo de aprender. Si el alumno no se motiva o por alguna razón deja de estudiar las materias, la responsabilidad es también de quien diseña y conduce el modelo de aprendizaje.

El Colegio privilegia la enseñanza del inglés y la educación de los alumnos a través de modelos innovadores, donde el estudiante es el artífice del aprendizaje y proyecto ¿Qué se necesita para empezar de cero y llevar una startup a buen puerto?

Es fácil tener una idea. A veces, al inicio, existe una cuota de temor. Sin embargo, esa parte no es tan difícil de superar. Lo complejo es perseverar, trabajar duro, establecer un equipo de trabajo y escuchar con atención las necesidades de los clientes para tratar de satisfacerlas y ofrecerles un producto con valor agregado. Al igual que cualquier modelo de negocio, lo más desafiante no es el puntapié inicial, sino lo que va sucediendo en el transcurso de la materialización del proyecto.

El Colegio también está trabajando con el aprendizaje cooperativo, ¿cómo logra Políglota enfatizar la comunicación e interacción entre los alumnos para que cada miembro del grupo contribuya activamente y estimule el aprendizaje de los demás?

En Poliglota, efectivamente, desafiamos a los modelos clásicos de enseñanza de idiomas, rompiendo la estructura tradicional, que se basa en repasar contenidos y reglas gramaticales. La idea nuestra fue apuntar a las habilidades que los estudiantes generan cuando interactúan con sus pares. Por eso, dividimos a los alumnos en grupos pequeños, de no más de seis personas, y les asignamos un coach o profesor experimentado que los guía y acompaña en una serie de actividades, donde prevalece la práctica y retroalimentación.