02
mayo 2022

Querida comunidad:

Estamos empezando mayo, en este lunes en que la Iglesia recuerda a San Atanasio, gran defensor de le fe en la divinidad del Verbo en tiempos de la herejía arriana que negaba que el Verbo fuera Divino, en el siglo VI de nuestra era. Mañana celebramos en Chile la Santa Cruz y pasado mañana a los apóstoles Felipe y Santiago el menor. 

Ayer fue el Día de los Trabajadores, en que la Iglesia recuerda a San José Obrero, y era también el tercer domingo del Tiempo Pascual, en que se leyó el Evangelio de la segunda pesca milagrosa, ocurrida después de la Resurrección del Señor. Es una linda coincidencia, en hecho providencial, que cuando reflexionamos sobre el trabajo leyéramos el episodio que narra que los discípulos se encuentran con Jesús Resucitado justamente cuando ellos están en su trabajo de pescadores artesanales. 

Eso me trae a la memoria un texto de las Constituciones de la Congregación del Verbo Divino, en el tema de la espiritualidad: “Nos encontramos con Cristo en la persona de nuestro prójimo y en la realización de nuestros trabajos”. 

Los discípulos se encontraron con Jesús mientras realizaban su trabajo de pescar en el Lago de Tiberíades. Parecía un desconocido, por lo que tuvieron que ver el milagro de una pesca abundante después de una noche de esfuerzo sin resultado para que uno de ellos reconociera que ese hombre junto a la orilla del lago era Jesús.  

Esto me recuerda una reflexión de una comunidad de base de pescadores de Brasil, que leí hace un tiempo. En ella se preguntaban por qué Jesús había elegido tantos pescadores como ellos para formar su comunidad de doce apóstoles. Estos sencillos trabajadores se respondieron así: en tierra firme la gente hace caminos y siempre transita por ellos, pero los pescadores, que se mueven sobre las aguas, donde no hay caminos, pueden usar cada día rutas diferentes. Su conclusión era que los cristianos en nuestra misión debemos usar diferentes caminos, no siempre los mismos. 

Lo mismo podemos decir con respecto a nuestra misión de educadores: tenemos que buscar siempre nuevas metodologías. Educar ahora es muy distinto que hace 60 años, cuando yo estaba en kindergarten. La sociedad humana ha cambiado mucho: ahora la gente no se casa tan joven, las familias son más pequeñas, las tecnologías de la información han avanzado enormemente durante las últimas décadas, por lo que tenemos medios de comunicación instantáneos, literalmente en nuestras manos; en otros aspectos, hoy existe una mayor conciencia de los derechos de las personas que ha traído una judicialización de la educación; y en estos últimos dos años tenemos el nuevo desafío de la pandemia. Tenemos que educar de otra manera que pocas décadas atrás. 

Les repito otra idea que recuerdo de un curso de Teología de la Misión, mientras estudiaba inglés en Australia, en 1990, antes de llegar a Taiwán. El profesor decía que era común que en Filipinas estuviera escrito en las murallas la frase: “Jesús es la respuesta”. Otra persona había escrito debajo de esa frase: ¿Cuál es la pregunta? Ambas frases son muy profundas. 
Jesús es siempre la respuesta, pero la pregunta cambia según el contexto, varía según el lugar y el tiempo, según la situación de cada persona. 

En esta semana los quiero invitar a todos - alumnos, apoderados, funcionarios del Colegio – a que busquemos la presencia de Dios en nuestras labores cotidianas y a estudiar cambios en la manera de hacer las cosas, ensayar formas diferentes, como decía Jesús: aceptar sugerencias de personas que uno no conoce y a tirar las redes hacia el otro lado de la barca. 

Con nuestro esfuerzo estamos cooperando con el trabajo del mismo Dios de cuidar a la humanidad y a la creación. Él nos habla por medio de ciertas personas que nos permiten abrir nuevos caminos en nuestros trabajos.

Fraternalmente unidos en Jesús, el carpintero, el amigo de los pescadores, el Verbo de Dios hecho carne, el Señor Resucitado que nos acompaña,

Sergio Edwards SVD