15
marzo 2021

Estimados miembros de nuestra comunidad educativa:

Estamos iniciando la tercera semana de clases en la que tendremos la Solemnidad de San José, que en países como España es feriado, y se celebra el día del padre. Este año en que el Papa Francisco ha convocado a recordar a este sencillo carpintero, que tuvo la misión de representar a Dios Padre cuando el Hijo de Dios de hizo hombre, cuando el Verbo Divino se hizo carne. Este año debemos tener más presente que nunca a San José en su día, el 19 de marzo. Hablaré más de esto al final.

En años anteriores teníamos la reunión general de apoderados en nuestro patio grande, con unas palabras de rector, seguida por reuniones de los apoderados de cada curso con el profesor jefe de sus hijos en la sala de los alumnos. Este año, el miércoles 10 de marzo, tuvimos una exposición de las prioridades para este año transmitida por YouTube, cuya grabación está disponible para quien no la haya podido ver en tiempo real.

A pesar de haber tantos contagios en Chile, gracias a Dios, no tuvimos casos de Covid19 entre nuestros alumnos y funcionarios, pero tuvimos una gran pena en nuestra comunidad ampliada: fue particularmente conmovedor un matrimonio de ex apoderados que fallecieron el mismo día, con sólo 10 horas de diferencia. Debemos seguir cuidándonos porque tenemos la amenaza de este virus muy cerca. Casi todos los que trabajamos en el colegio hemos recibido, al menos, la primera dosis de alguna de las vacunas, pero aún no sabemos cuán efectiva será. Los expertos creen que se notará el efecto de la campaña de vacunación recién a fines de abril.

Es natural que hayamos retrocedido a Fase 2, y que haya más restricciones aún en esta Fase. Pero nos costó entender que las autoridades sanitarias hubieran prohibido todo acto religioso. Nuestra iglesia tiene 420 m2: con una distancia de 2 metros caben más de 100 personas. Se puede ir a un restaurante a alimentar el cuerpo, pero no a la Iglesia a alimentar el alma, siendo mucho más seguro estar con máscara dentro de una iglesia que comiendo, obviamente sin máscara, en un lugar mucho más pequeño. Recordé las palabras de un ex ministro de salud de este gobierno que habló de una Dictadura Sanitaria. Muchos pensamos que esta medida extrema de prohibir todo acto de culto religioso era un error y al día siguiente fue corregida.

El jueves 11 de marzo se cumplieron los tres años de este gobierno, por lo que le queda sólo un año a cargo de los destinos del país. Ese mismo día marcó el último mes antes de las elecciones del 11 de abril. Este año hay elecciones de todas las autoridades sujetas al escrutinio popular y, además, de quienes van a redactar una nueva constitución. Hagamos esfuerzos y recemos con fe para que en Chile todos busquemos la solución a nuestras diferencias por el camino del diálogo y nunca más por medio de la violencia, en que se respeten las libertades, incluida la de culto.

Quiero terminar volviendo a San José, con las palabras del Papa Francisco (que el sábado cumplió 8 años de pontificado) en su carta apostólica Patris Corde, cuando menciona hermosamente que San José fue un padre en la ternura: “José vio a Jesús progresar día tras día «en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres». Como hizo el Señor con Israel, así él “le enseñó a caminar, y lo tomaba en sus brazos: era para él como el padre que alza a un niño hasta sus mejillas, y se inclina hacia él para darle de comer”. Jesús vio la ternura de Dios en José: «Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por quienes lo temen». En la sinagoga, durante la oración de los Salmos, José ciertamente habrá oído el eco de que el Dios de Israel es un Dios de ternura, que es bueno para todos y «su ternura alcanza a todas las criaturas». Debemos aprender a aceptar nuestra debilidad con intensa ternura. La ternura es el mejor modo para tocar lo que es frágil en nosotros. El juicio que hacemos de los demás son a menudo un signo de nuestra incapacidad para aceptar nuestra propia debilidad, nuestra propia fragilidad. Sólo la ternura nos salvará de la obra del Acusador. Por esta razón es importante encontrarnos con la Misericordia de Dios, especialmente en el sacramento de la Reconciliación, teniendo una experiencia de verdad y ternura. La Verdad siempre se nos presenta como el Padre misericordioso de la parábola: viene a nuestro encuentro, nos devuelve la dignidad, nos pone nuevamente de pie, celebra con nosotros, porque «mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado». Así, José nos enseña que tener fe en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad. Y nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca.”.

Unidos fraternalmente en Jesús, el Verbo Divino hecho hombre, que quiso ser conocido como el hijo del carpintero, se despide deseándoles una semana llena de bendiciones,
 

Sergio A. Edwards V. svd
Rector