22
marzo 2021

Estimados miembros de nuestra comunidad educativa:

Estamos iniciando la cuarta semana de clases. La semana pasada nuestra comunidad estuvo golpeada por la muerte de dos personas muy cercanas: del apoderado y ex alumno Luis Alberto Keitel, después de una larguísima y penosa enfermedad, y de la señora Bernardita del Real, abuela de alumnos y madre de tres ex alumnos, quien murió repentinamente de un accidente vascular, sólo ocho meses después de la muerte de su marido. Nuestras oraciones por su eterno descanso y por el consuelo de sus familiares.

Durante nuestra tercera semana de clases tuvimos también muchos casos sospechosos de Covid19 en nuestra comunidad escolar. Los cuartos medios tuvieron que quedarse en casa por un par de días, hasta que supimos que el PCR del profesor enfermo era negativo y lo que tenía no era Covid19. Pero tuvimos un caso de PCR positivo de una especialista quien, gracias a Dios, no está grave. También hay dos papás con Covid19, y hay algunos miembros de sus familias con síntomas.

Las dos últimas semanas ha habido muchos días con más de cinco mil contagios en Chile. La semana pasada hubo tres días con más de seis mil casos y uno con más de 7000 casos de PCR positivo, peor que en el período más crudo de la pandemia durante el invierno del año pasado. Muchas comunas de nuestra región metropolitana están en cuarentena, sin clases en ninguno de sus establecimientos educacionales. Cuando se dan las estadísticas y se anuncian los cambios de fase tememos que nuestra comuna caiga nuevamente en Fase 1. Hasta ahora eso no ha ocurrido, lo cual nos tranquiliza porque nos hace bien venir al colegio, no sólo por seguir el proceso de aprendizaje, sino por salud mental.

Cada caso sospechoso nos hace tomar la decisión de dejar en su casa a una mitad de curso, a un curso o a una generación entero. Es una tensión fuerte porque, lo que en años anteriores era común - que alguien tuviera fiebre, tos, o problemas estomacales – hoy es sospecha de Covid19. Debo reconocer que este desafío - mantener las clases presenciales en condiciones de cuidado  para dos tercios de nuestros alumnos y todos nuestros trabajadores en este contexto de una segunda ola de la pandemia -  es la preocupación más grande que hemos tenido en el equipo directivo durante estas primeras tres semanas de clases.

Tal como les decía hace dos semanas, una gran diferencia es que el año pasado se hacían mucho menos exámenes, y se llegó a los mismos números con menos de la mitad de exámenes. La otra diferencia con el año pasado no estábamos preparados como país para algo tan nuevo. Actualmente el sistema de salud es mucho más robusto que el año pasado para atender a los pacientes de Covid19. Y además ahora casi todos los adultos mayores y muchos de quienes trabajamos en educación ya estamos vacunados. Por eso entendemos y apoyamos a las autoridades que permiten que sigan las clases con cierto grado de presencialidad, como las tenemos en el CVD, con 100% presencial en cinco niveles y 50% en los otros nueve. Esperamos que las vacunas permitan que los contagios bajen pronto y podamos tener un aforo mayor, para ir aumentando gradualmente la presencialidad.

Termino recordando que al fin de esta semana tendremos el Domingo de Ramos, que da comienzo a la Semana Santa, que este año cae temprano. Esta es la quinta y última semana de cuaresma. Este tiempo de penitencia estará interrumpido por un día muy alegre y crucial para el cristianismo y, en particular, para nuestra congregación y nuestro colegio: la Anunciación del Ángel a María, es decir, la Encarnación del Verbo Divino. El 25 de marzo, nueve meses antes de Navidad, celebramos un gran misterio de nuestra fe: el Hijo de Dios se hizo hombre, el Verbo de Dios se hizo carne, el Creador se hace creatura, Dios mismo entra en el mundo. Este gran misterio está representado en la parte superior del vitral norponiente de nuestra iglesia y que recordamos cada vez que rezamos el Ángelus: El Ángel del Señor anunció a María y concibió del Espíritu Santo… y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.

Unidos fraternalmente en el Verbo Divino quien, en estos días recordamos, se hizo un ser humano como cada uno de nosotros, pues también se cansaba, se enojaba, tenía hambre y sed, sentía angustia ante el dolor y también necesitaba aprender. Se despide deseándoles la bendición de Dios.

Sergio A. Edwards V. svd
Rector