23
agosto 2021

Estimados miembros de nuestra comunidad educativa:

Esta semana que recién terminó tuvimos las primeras confesiones de los alumnos de III Básico. Es un paso importante en su crecimiento en la vida de fe como católicos. Como les he escrito en años anteriores, este sacramento ha cambiado mucho durante la historia de la Iglesia. En los primeros siglos de daba a los que por temor habían caído en la apostasía, es decir, habían renunciado a su fe en tiempos de persecución. No eran pecados privados, sino públicos. Y el énfasis estaba en un largo período de penitencia previo a recibir la absolución. No todos recibían este sacramento, y quienes lo hacían era muy pocas veces en la vida. Los monjes irlandeses comenzaron con la práctica de la confesión de pecados no tan graves, pero no públicos. El fundamento bíblico es un texto de la carta de Santiago (5,16)” confiesen sus pecados unos a otros” en que no habla aún de la práctica de este sacramento, sino simplemente de ser transparentes entre los miembros de la comunidad cristiana. Esta práctica se propagó a toda la Iglesia durante la Edad Media. Por eso el sacramento cambió de nombre de “penitencia” a “confesión”. Ahora se prefiere el nombre de “sacramento de la reconciliación”. La Iglesia nos enseña que es bueno decir la verdad sobre nuestras faltas, porque eso nos libera, nos hace crecer, nos hace aprender.

Mañana se cumplen tres semanas de los eventos lamentables provocados por un grupo de alumnos de 4° Medio. Esta situación me ha hecho reflexionar que uno de los aprendizajes más importantes que se debe trasmitir de generación en generación, es la capacidad de asumir las consecuencias de los actos. Si existe la libertad de actuar de acuerdo a los cánones de conducta establecidos y se elige actuar de otra forma, hay que asumir la responsabilidad que ello implica. En nosotros como adultos, colegio y familia, evidentemente queda una sensación de fracaso al no haber logrado trasmitir este importante mensaje a este grupo de alumnos.

Los adultos no somos perfectos, pero es nuestro deber educar a los niños y jóvenes. Lo más importante para que nuestra enseñanza moral surta efecto es no contradecirnos unos a otros. Si la mamá dice a sus hijos que algo no es bueno, pero el papá la desautoriza diciendo que eso no importa, el niño hará lo que se le ocurra, y terminará con muy mala conducta.

Similarmente, si el Colegio dice una cosa y los padres lo desautorizan, el joven o el niño tendrá una mala conducta. Esto va desde el uso del uniforme, el corte de pelo, hasta cosas más graves como pueden ser el consumo de alcohol o drogas, las faltas de respeto a los profesores, o actos de violencia hacia sus compañeros.

Todos los adultos tenemos que actuar unidos para que los jóvenes aprendan que tratar mal a un compañero, dificultar las clases mediante ruido constante, desobedecer a los mayores son conductas que merecen un castigo, por el bien no tanto de los agredidos, sino también de los mismos agresores. Si nos desautorizamos unos a otros, la conducta de niños y jóvenes será lamentable.

Podemos tener divergencias, pero no las ventilemos delante de los niños y jóvenes, sino entre adultos para que el mensaje no pierda fuerza. Los mismos niños cuando sean grandes nos van a agradecer que les hayamos impedido caer en conductas que los dañan a ellos mismos o a las demás personas.

Como una manera de reflexionar sobre nuestra misión como educadores, los funcionarios del Colegio tendremos este miércoles un encuentro con la profesora Rosita Puga (elegida como una de las educadoras líderes de Chile) quien ha trabajado por muchos años en ambientes vulnerables y que ha tomado hace unos años, con el equipo de una fundación, la misión de liderar la escuela con peores resultados del SIMCE de hace algunos años, situada en una localidad cercana a nuestra parroquia de Quepe, en la Araucanía, y han logrado avances notables en pocos años. Su trabajo es una inspiración para todos los educadores.

Para los papás y mamás de nuestros alumnos tendremos este jueves 26 de agosto a las 20:00 h, de forma online, un encuentro con el rector de la Universidad Católica de Chile, Doctor Ignacio Sánchez, apoderado del CVD, para reflexionar sobre el rol de la familia en la transmisión de la fe y los valores a las generaciones posteriores. Después, los apoderados de cada curso se reunirán virtualmente para reflexionar sobre lo que nos comparta el rector Sánchez.

Aprovechemos de aprender mediante el diálogo sobre los episodios que hemos estamos viviendo en nuestra comunidad escolar.

Unidos en el Verbo Divino,

Sergio A. Edwards V. svd

Lunes 23 de agosto de 2021.