03
mayo 2021

Estimados miembros de nuestra comunidad educativa:

Escribo estas líneas en la mañana del sábado 1° de mayo, Día del Trabajo, en que la Iglesia nos presenta la figura de San José Obrero, quien cobran más fuerza este año, dedicado a este santo humilde, de bajo perfil, quien tuvo la misión de cuidar lo más preciado que Dios tiene: su Hijo y a su Madre. Saludamos a todos quienes trabajan, en nuestro colegio y fuera de él, especialmente al personal médico que arriesga su vida en el cuidado de los enfermos de Covid19.

Tengo sentimientos encontrados: alegría que pudimos volver a clases presenciales, tristeza por una carta anónima que circuló por redes sociales de apoderados del Colegio, que cuestionaba el sistema de trabajo que hemos adoptado para este año. El contenido de dicha carta era bueno, pues mencionaba ideas interesantes para seguir mejorando, pero enviar una carta sin firma, sin pasar por la Dirección del Colegio, y ni siquiera por el Centro de Padres, es dar la impresión de que nunca habíamos pensado dichas soluciones posibles o que habría sido por ineficiencia o mala voluntad que no habíamos hasta ahora adoptado dichas soluciones. Casi todas las ideas mencionadas ya las habíamos estudiado. Además, estas ideas me las habían presentado ya algunos apoderados. Y seguíamos trabajando en mejorar el sistema, considerando esas ideas y otras más.

El sistema que estamos usando, de clases presenciales para los cuartos medios y los cursos más pequeños, y clases híbridas para los nueve niveles restantes, fue adoptado a fines de diciembre del año pasado, después de estudiar muchísimas alternativas, basado en experiencias de otros colegios, dentro y fuera de Chile, y con asesoría externa de personas brillantes y expertos en educación. Presentamos al consejo asesor externo (el directorio que cuenta con personas que conocen muy bien estos temas) nuestro plan, el que fue calificado como “robusto”. 

Sería muy largo enumerar cada una de las alternativas estudiadas y explicar por qué no se tomó en cuenta. Voy a tomar sólo algunos ejemplos: por qué no tenemos jornada matinal y vespertina; por qué el aforo es sólo la mitad. Pero antes quiero declarar que nuestra primera prioridad es la salud de los miembros de nuestra comunidad, con sus polos: evitar el contagio de COVID-19 y evitar el daño a la salud mental que implica estar largo tiempo sin salir de la casa, sin venir al Colegio. También declaramos que las clases presenciales son la mejor manera de lograr aprendizajes. Mientras más alumnos vengan en forma presencial, mejores los aprendizajes. Pero hay mayor riesgo de contacto. Es un equilibrio que va cambiando cada semana, pues depende de la situación de la pandemia. Cuando a comienzos de octubre empezamos a volver a actividades presenciales, Chile tenía menos de dos mil contagios diarios y durante esos dos meses y medio sólo un día superamos esa cifra. Cuando tomamos la decisión de usar este modelo semipresencial, los contagios ya eran mayores, con algunos días con más de 2.500 contagios al día. Sabíamos que algunos colegios harían venir a todos sus alumnos, pero eso implica “estirar al máximo la interpretación” de la distancia entre personas. Sabíamos que venían las vacunas, pero nadie sabía si iban a ser efectivas. Decidimos no tomar tanto riesgo de contagio, el cual se puede dar en la sala, pero es mucho más probable durante los recreos. Por eso decidimos dividir los cursos en dos, excepto cuartos medios para quienes preparamos salas muy amplias en que cupieran todos manteniendo el aforo permitido. En los cuatro cursos de alumnos más pequeños, cada mitad de curso tiene su propia profesora. Eso implica un gasto importante para el Colegio, que este año no subió su mensualidad, en pesos (otros no la subieron en UF), justamente porque la pandemia ha afectado la economía de muchas familias.

Uno de los asesores recomendaba tener clases en la mañana y en la tarde. Desde 1971, y por unos 10 años, el Colegio usó ese sistema, porque se creó un cuarto curso por nivel. Yo era alumno en ese tiempo. Mis hermanos menores venían a clases en la tarde, los mayores veníamos en la mañana. Muchas salas eran usadas por un curso mayor en la mañana y uno menor en la tarde.  Era una solución muy atractiva para la pandemia. Pero debíamos dividir los cursos en dos, lo que implicaba contratar aún más profesores, para esos nueve niveles que ahora están en forma híbrida. Eso implicaba un gasto que supera con creces los ingresos de Colegio. Además, a casi nadie le gusta tener clases en la tarde, porque en la mañana los niños están más dispuestos para aprender. Además, hacer venir a la mitad de los profesores toda la tarde implica un cambio en sus condiciones de trabajo. Algunos trabajan en otros establecimientos educacionales, muchas profesoras tienen que cuidar a sus hijos y ya tenían todo organizado para la mañana. Es injusto cambiarle las condiciones de trabajo. Tampoco sabíamos cuánto iba a durar la pandemia. Si los contagios se acababan en los primeros meses del año, hubiéramos tenido que cambiarle de nuevo las condiciones de trabajo al profesorado. Por eso no optamos por esta solución AM-PM.

Parecía que la pandemia se estaba acabando, con cifras entre 1.000 y 1.500 en la primera quincena de diciembre. Pero desde enero los números de contagios empezaron a crecer. Entramos a clases este año con la preocupante cifra de más de 4.500 contagios el día 26 de febrero. Eso nos dio la razón de haber sido cautos en no permitir más que la mitad de los alumnos en cada sala. Vimos las dificultades del sistema híbrido, que es más difícil en III Básico que en 3° Medio, tal como es más difícil en Inglés que en Matemática. Pero la mayor tensión durante esas cuatro semanas de clases presenciales en marzo eran las sospechas de COVID-19 entre miembros de la comunidad educativa. Cursos enteros o mitades de curso debían volver a la casa por precaución ante sospechas de contagios. No fue raro que el gobierno suspendiera las clases poco después que el número de contagios superó los 7.000, el día 21 de marzo. Las cifras siguieron subiendo, hasta superar los 9.000 contagios diarios el día 9 de abril, lo que mostró que la autoridad actuó bien al hacernos volver a Fase 1. Y el número de muertos es tanto que, como decía el doctor Hernández, es como si se cayeran uno o dos jumbo jets a la semana, y el personal médico está agobiado.

Volvimos este jueves a clases, lo que nos causa una gran alegría. Pero fue una sorpresa, porque – aunque había rumores ya desde el miércoles 21 de abril porque en las comunas del barrio alto hay buenas cifras – los contagios en todo Chile siguen aún muy altos. Yo pensaba que se iba a esperar llegar a unos 2.000 contagios diarios. Ayer hubo nuevamente más de 7.000, cifra peor que el máximo de la primera ola. Por eso volvemos con cautela, sin estirar la norma de los aforos. Y estamos mejorando la didáctica de las clases híbridas.

Sin embargo, nos estamos preparando para el siguiente paso, que es dividir los cursos no en dos, sino en cuatro o más grupos, de modo de aumentar el número de estudiantes asistentes presencialmente a la vez que disminuye el número de días de clases online. El Colegio estará ocupado durante las elecciones, incluyendo los días previos y posteriores. Viene el feriado del 21 de mayo, que cae en viernes. Si el número de contagios cae drásticamente durante este mes, vamos a empezar con más alumnos por sala en III Básico desde el lunes 24 de mayo. Si los números siguen bajando, iremos agregando los cuatros básicos, etc.

Fieles a nuestra espiritualidad, queremos estar abiertos al diálogo, a escuchar propuestas. Si tienen buenas ideas para seguir mejorando, les pido que las expresen escribiendo directamente al área de comunicaciones del Colegio (respondiendo a la dirección de este mismo correo). El Centro de Padres, con quienes trabajamos de manera coordinada, también nos hace llegar periódicamente las inquietudes y propuestas de ustedes. Para que las buenas ideas sean un aporte hay que presentarlas por los canales regulares y de manera constructiva. Es la manera de estar unidos como comunidad.

Unidos fraternalmente en Jesús, el Verbo Divino, quien se describe este Quinto Domingo de Tiempo Pascual como la Vida Verdadera, se despide deseándoles la bendición de Dios.

Sergio A. Edwards V. svd

 

Lectura del Evangelio Según San Juan
Domingo 2 de mayo de 2021