05
diciembre 2022

Estimada comunidad:

Les escribo al comenzar la última semana de clases de este año académico 2022. Quedan sólo tres días de clases, lunes a miércoles, porque el jueves comienza un fin de semana largo debido al feriado de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen, con la que termina el Mes de María.   

                                                                                                                                                                                     

La semana pasada fue muy intensa, con la graduación de los cuartos medios el jueves, la ceremonia de término de la enseñanza básica de los alumnos de octavo el viernes y las olimpíadas de padres el sábado.

Al terminar el año me quiero referir a algunas “virtudes” que mencionamos cada día en la oración inicial del Mes de María, pues son “la más bella corona que pueden depositar a sus pies”: “la piedad”, que es “el más hermoso adorno de una madre”; “la inocencia de nuestros corazones”, que se compara con “los lirios que María nos pide” y que implica conservar las “almas puras y sin mancha”, para lo cual debemos “separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas aún la sombra misma del mal”; “la caridad”, que es comparada con una rosa, “cuyo brillo agrada a vuestros ojos” y que es descrita como “el amor a Dios y a nuestros hermanos”; “la humildad”, descrita como una “modesta flor que es tan querida” por María. La oración después dice que con el auxilio de la Virgen María llegaremos a ser “puros, humildes, caritativos, pacientes y esperanzados”. Es decir, se repiten la pureza y la caridad, y se agregan la paciencia y la esperanza.

Ya no se habla de virtudes, sino de valores. Se habla poco de la pureza, pues suena a una visión angelical del ser humano, a un suprimir los deseos. En la oración originalmente decía “resignados”, que hace pocas décadas se cambió a “esperanzados”. Se usa poco la expresión “caridad” o “caritativo”, pero se sigue hablando del amor a los hermanos. Caridad y amor son sinónimos. Actualmente, se usan más frecuentemente expresiones que indican lo mismo que lo que antes se incluía en la palabra caridad: el respeto, la empatía, la solidaridad. La expresión que aún conserva su vigencia es la humildad, que dicen que viene de la palabra “humus”, que significa “tierra”. Implica reconocer que somos débiles, creados a partir de la tierra, como relata el libro del Génesis, y que nos lo recuerda la liturgia del Miércoles de Ceniza: “recuerda que eres polvo y al polvo volverás”.

Terminemos este año escolar pidiendo al Señor, por medio de la Virgen María, estimar como valiosas la humildad, la pureza del corazón - que nos permite ver a Dios, según una de las bienaventuranzas – y la caridad, para que pasen a ser virtudes en nosotros, es decir, una fuerza interior capaz de hacer el bien.

Fraternalmente unidos en el Verbo Divino,

Sergio Edwards SVD

Lunes 5 de diciembre de 2022