14
marzo 2022

Queridas familias del Colegio:

Empiezo a escribir estas líneas en la mañana del sábado 12 de marzo, en que tenemos un ensayo de la prueba de acceso a la universidad para alumnas del VMA y alumnos del CVD. Considero que debemos seguir aumentando las actividades en conjunto con colegios de mujeres, empezando por el VMA, nuestras vecinas, y con el Colegio Santa Úrsula, ubicado un poco más lejos, pero unidos en los comienzos de ambas instituciones por personas consagradas que venían de Alemania.  Les hace bien a nuestros alumnos tener actividades académicas mixtas, pues así será su vida al salir del colegio: el mundo es mixto, las familias son mixtas. Los niños y jóvenes deben aprender a relacionarse con el otro sexo desde la época escolar.  

Estamos comenzando la tercera semana de clases, segunda con horario completo, y primera con todas las actividades extra programáticas, cuya oferta estuvo reducida durante los dos primeros años de la pandemia. En el calendario litúrgico esta es la segunda semana de cuaresma, y políticamente es la primera semana del nuevo gobierno de Chile, liderado por una generación muy joven, algo inédito en el mundo y en nuestro país. Aunque Chile ha tenido dos veces una mujer en la presidencia, y este gobierno es liderado por un varón, quiero detenerme en el hecho que esta nueva administración política tiene un gabinete con mayoría de mujeres, en que hay edecanes mujeres y en que la persona que manejaba el auto presidencial era mujer. Claramente se está marcando un punto: asumir la lucha por la igualdad de derechos y deberes de hombres y mujeres.

La Iglesia parece ser anticuada en este aspecto porque el sacerdocio no está abierto a las mujeres, pero muchos teólogos ven en la lucha por la igualdad de la dignidad de la mujer como un signo de los tiempos. El Papa Francisco ha dado pasos interesantes en los últimos dos años. Los ministerios del lectorado y el acolitado, que antes eran llamadas “órdenes menores” está abiertos ahora a la mujer. También ha instaurado el ministerio del catequista, que está abierto a ambos sexos.

Como ya lo he escrito en editoriales anteriores, la base de la igualdad entre el varón y la mujer está en la monogamia. En el sacramento del matrimonio se exige la unidad: no se acepta la poligamia, sólo un esposo y sólo una esposa, ni poliginia ni poliandria. Va contra la igualdad que un varón tenga varias esposas o que una mujer tenga varios esposos. El cristianismo ha ido “contra” las prácticas culturales de casi todos los pueblos al fomentar la monogamia; ha sido “profético” en su diálogo con las culturas al enseñar que el hombre y la mujer son iguales en dignidad. Las culturas de los diversos pueblos han sido evangelizadas por la fe en Jesucristo quien enseña que las mujeres y los hombres somos hermanos y hermanas porque somos hijos e hijas del mismo Dios.

Jesús va más allá al enseñar que el hombre que mira con deseo a una mujer ya ha cometido adulterio “contra ella” en su corazón. En el Antiguo Testamento el adulterio era una ofensa al marido engañado. Jesús da un paso gigante al enseñar que es “una ofensa a la mujer” el sólo hecho de mirarla con deseo, porque es degradarla de su valor intrínseco de persona humana. Jesús entiende que hay atracción mutua entre las personas, pero enseña que deshumaniza las relaciones humanas el limitarlas a la atracción sexual. La atracción es una ayuda a que haya interés en las demás personas, a que salgamos de nuestro individualismo, el que nos lleva a la soledad. Tenemos que luchar contra la tendencia, dañada por el pecado, que deshumaniza las relaciones entre las personas limitándolas a lo puramente genital.  Eso es también la base de una sana igualdad entre hombres y mujeres.

Tenemos un gran desafío de poder relevar en la educación de nuestros alumnos, el valor de la igualdad del hombre y de la mujer.  Debemos dejar de normalizar ciertas conductas que realizan nuestros estudiantes. Hoy es el minuto de poder fomentar un cambio en el trato hacia todas las mujeres con las que se vinculan diariamente nuestros estudiantes: profesoras, hermanas, mamas y amigas, para construir juntos una comunidad más igualitaria donde se defiende y respeta la dignidad de cada mujer y de cada varón.

Durante esta cuaresma la Iglesia nos enseña a luchar contra nuestras tendencias desordenas y debemos esforzarnos por lo fundamental, respetar a cada persona, porque somos, como decía San Francisco, todos hermanos, fratelli tutti, pues cada mujer es hija de Dios y cada varón es hijo del Altísimo.

Unidos en el Verbo Divino,

Sergio Edwards SVD

Santiago de Chile, lunes 14 de marzo de 2022