27
marzo 2024

Estimada comunidad:

Ayer tuvimos las últimas reuniones de apoderados. Pude saludar a muchos cuando salían. Daba gusto porque se veían todos muy felices. Es importante que trabajemos juntos, colegio y familias, porque los primeros educadores son los padres, y en el colegio complementamos la labor educacional de los papás y mamás. Tal como, para educar bien a los hijos, deben estar alineados y en sintonía el papá y la mamá, también debemos estar alineados el colegio y los padres de nuestros alumnos.  En materias de disciplina, normas, y en la educación en la fe, debemos estar alineados. Como estamos en Semana Santa, quiero concentrarme en al aspecto religioso.

Mañana es Jueves Santo, el día en que Jesús instituyó el Sacramento de la Eucaristía, el más grande de los siete sacramentos, porque en su celebración no sólo “se recuerda” la última cena, sino que “se hace presente” el momento más importante de la Historia de la Humanidad: la pasión, muerte y resurrección del Hijo de Dios, quien se hace presente en forma “substancial” en cada misa.

Después de acostumbrarnos a las reuniones online durante la pandemia, ahora experimentamos que una reunión presencial es “substancialmente” diferente que un encuentro por medio de computadores conectados. Ir a ver a los abuelos es muy distinto a conectarse por un celular o un computador, aunque sea una comunicación con imagen. Poder abrazar a alguien, sentirlo cerca, es algo substancialmente diferente a un encuentro en forma telemática. En misa podemos estar cerca de Dios: oírlo, tocarlo. Antes de llegar al cielo es lo más cerca que podemos estar de Dios.

Los Jueves Santo en la mañana se celebra la Misa Crismal, en que el obispo, reunido con su clero, bendice los santos óleos, siendo el crisma el más importante. Con este crisma se ungirá a los que sean confirmados durante este año, incluyendo nuestros alumnos de tercero medio que decidan recibir el sacramento en que Dios nos otorga con más fuerza su Espíritu Santo.

Pasado mañana, Viernes Santo, no se celebra la misa, pero sí una liturgia en que se vuelve a leer el relato de la pasión de nuestro Señor Jesucristo (la versión de San Juan, diferente a la del Domingo de Ramos). En nuestro colegio esta liturgia la unimos al rezo del Vía Crucis.

En la noche del Sábado Santo, que después del atardecer es ya el Domingo de Pascua, porque en la cultura de Jesús los días comenzaban con la puesta del sol, se celebra la misa más importante y solemne del año: la Vigilia Pascual. Los monjes Benedictinos la celebran completa. En las catedrales los obispos bautizan, confirman y dan la primera comunión a los adultos que se han preparado por meses (en algunas partes dura dos años) – en un proceso llamado catecumenado - para recibir estos tres “sacramentos de iniciación cristiana”. Esta celebración contempla varias lecturas del Antiguo Testamento, una liturgia de la luz con la bendición del fuego, y la del agua.

Para quienes no pudieron ir a la Vigilia Pascual, o los que quieran profundizar en su contenido, hay misas el día domingo, el de Pascua de Resurrección, a la hora acostumbrada.

En las últimas décadas ha disminuido mucho la participación en las misas dominicales. A quienes les ha sucedido esto, les invito a retomar esta práctica, no porque Dios necesite de nosotros, sino porque nosotros necesitamos a Dios. La Semana Santa es un tiempo para retomar el hábito de participar en la vida litúrgica de la Iglesia.

Puede que ustedes salgan de Santiago. La liturgia se celebra en todas partes: vayan a las iglesias locales. Un grupo de más de 100 personas irán a las misiones familiares a Curacaví, lugar al que vamos por primera vez. Allá vamos a participar de las actividades eclesiales, junto a la gente del sector.  Eso lo pueden hacer todos en los lugares donde estén durante estos días santos.

Fraternalmente unidos en el Verbo Divino,

Sergio Edwards SVD

Miércoles 27 de marzo de 2024